El foraster

Camprodon, en la comarca del Ripollès, es uno de los pueblos más famosos y visitados de Catalunya. Para empezar, Quim conoce a dos vecinos muy peculiares: Biel, un chico que podría convertirse en el futuro alcalde, y Pulí, un magnífico pero frustrado cantante de ópera. Además, las señoras que años atrás trabajaron en las grandes mansiones del Passeig Maristany ilustran a Quim sobre las curiosidades que rodean la vida de los señores de Barcelona, y un grupo de niños también le deja claro que la relación con los pijos barceloneses no es del todo fácil. Finalmente se habla con Toti, un pastor arraigado como pocos en los Pirineos; con Marc, el instagramer del pueblo, y con Luis, que ha abierto un museo lleno de objetos abandonados durante la retirada republicana de 1939, testigo de un pasado que no quiere que se vuelva a repetir.