Dios mío, ¡los niños han vuelto!

Catherine y Yann forman un matrimonio feliz desde hace años. Sin embargo, desde que él vendió su negocio vive por y para los bonsáis, y Catherine se siente ignorada. Por si fuera poco, la hija de la pareja, de 27 años, y su novio se plantan en casa cuando los echan de su piso. Yann está sumido en una crisis de mediana edad y los invitados no parecen tener intención alguna de marcharse, aunque Catherine intenta que vuelvan a abandonar el nido para recuperar las riendas de su vida.