En Estados Unidos, la policía y los tribunales utilizan la inteligencia artificial para hacer predicciones sobre quién podría cometer un delito o quién debería obtener la libertad bajo fianza. La sociedad vive en un mundo de grandes bases de datos, donde los ordenadores buscan patrones en vastas colecciones de información para predecir el futuro, y dependen de su precisión. La vigilancia predictiva se basa en datos históricos para predecir acontecimientos futuros. En el núcleo de estos programas hay un software que, como todos los programas informáticos, se construye en torno a un algoritmo.