En cualquier paraje, desde el desierto hasta la selva, hay un desfile infinito de relaciones imposibles que se escapan a nuestra imaginación. Picabueyes que se pegan a jirafas y cebras; hormigas aztecas que defienden su planta anfitriona de los monos intrusos; mangostas rayadas que limpian a facóqueros; langures y ciervos que unen fuerzas contra su enemigo común, el leopardo de Sri Lanka; y peces que se esconden entre tentáculos urticantes.